Un año subido en las montañas rusas. Bien podría ser este el resumen de los últimos 12 meses vividos por el euríbor y, por ende, por los suscriptores de una hipoteca a tipo variable, ya que la tasa de interés de la mayoría de ellas es la suma de este índice más un diferencial. Es verdad que el euríbor sigue en terreno negativo desde febrero de 2016, por lo que resta en lugar de sumar, y que las hipotecas variables antiguas cuya revisión toque ahora se abaratarán, ya que, hace 12 meses, el índice era más de 13 décimas de punto más alto que este diciembre (el ahorro en una hipoteca de 120.000 euros será de unos 15 euros al mes). Pero también es cierto que a principios del año se encontraba en plena remontada hacia el nivel cero –una carrera que había empezado en abril de 2018– y que en aquel entonces la variación interanual arrojaba porcentajes positivos. No obstante, a mitad de año el euríbor se desplomó hasta su mínimo histórico y posteriormente, en estos últimos meses, retomó el rumbo alcista, hasta cerrar diciembre en el -0,261. Los expertos auguran que el índice siga por debajo del cero, al menos, durante todo 2020 y que las hipotecas variables antiguas se abaraten en el primer semestre.
Las razones que explican la imposibilidad de volver a valores positivos en los próximos meses se encuentran en la coyuntura económica. Al representar el tipo de interés al que los bancos del Viejo Continente se prestan dinero entre ellos, el euríbor está estrechamente vinculado a los tipos de interés generales que establece el Banco Central Europeo (BCE) y que en este momento están en el 0%. Y “las previsiones económicas deberían mejorar mucho para que el BCE decidiera subir los tipos y se viera un euríbor positivo”, vaticina Joaquín Robles, analista del bróker financiero XTB.
Escaso margen de maniobra
El objetivo es “muy complicado”, admite este experto, y la sucesora de Mario Draghi al frente del BCE, Christine Lagarde, “no tiene mucho margen de maniobra”. El deterioro de la economía europea parece haberse frenado y “en los próximos años la inflación –que ahora está en torno al 1%, muy lejos del objetivo del 2% fijado por el BCE– va a repuntar, pero será difícil si no se produce un mayor crecimiento”, advierte Robles, quien recuerda que el PIB de los países de la eurozona se incrementa a tasas muy bajas, con Alemania y Francia muy estancadas.
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